Los taxistas son los ojos de la ciudad, sí claro; pero también se han convertido en el brazo operativo de la delincuencia en Cancún y Playa del Carmen, principalmente, donde cada vez, con mayor frecuencia, son detenidos brindando servicios a los delincuentes, lo mismo al ratero común que sustrae cableado de cobre que a los líderes de las bandas y cárteles de la delincuencia organizada y el narcotráfico.

Esta realidad se volvió contundente el 14 de marzo cuando un grupo criminal atacó el bar “La Sirenita” de Cancún y ejecutó a siete taxistas, entre éstos un directivo, el subsecretario de conflictos del Sindicato Andrés Quintana Roo, Francisco Achach Castro, por una supuesta deuda con “Los Zetas”.

Otro grave hecho en el que se señala la participación de un taxista, fue el incendio del restaurante “El timón de Cancún”, ocurrido la semana pasada, y en el que según declaraciones del velador, fueron hombres que llegaron a bordo de un taxi, y que huyeron en el mismo, los que arrojaron objetos para quemar el local, cuyo dueño un mes atrás se había negado a pagar “derecho de piso” y había denunciado a un par de sujetos que fueron detenidos en flagrancia.

Antes y después de estos hechos, la participación de los choferes, que utilizan sus vehículos para cometer delitos, ha sido noticia frecuente de las planas de la sección policiaca de los medios de comunicación, sin embargo, al interior del sindicato de taxistas prevalece una actitud más allá de la resignación, de comodidad, y es más de complacencia y protección.

Aunque claramente infiltrado, el sindicato de taxistas se ha deslindado bajo el pretexto de que no puede controlar a más de 6 mil operadores, por lo que no hace nada.

En tanto, las autoridades no consideran un foco de especial atención el contubernio entre taxistas y delincuentes; por cierto, contubernio similar al que existe entre el gobierno del estado y el propio Sindicato Andrés Quintana Roo, donde las placas son, léase literal, una “graciosa” concesión que se da a políticos, líderes y lideresas del PRI, amigos, compadres, pero toda gente afín al sistema del partido en el poder; ah, y al último a los llamados “martillos”, los operadores que llevan en una lista 12 años, 15 años esperando que en la siguiente entrega de concesiones ahora sí no se los brinquen.

Tal parece que nadie quiere investigar, nadie quiere destapar la peligrosa cloaca. Para la Procuraduría de Quintana Roo, el tema de la participación de taxistas en la actividad delictiva pasa desapercibido; no existe ni un seguimiento particular al caso, ni un estudio ni un análisis ni nada. Lo que es peor, ni estadísticas precisas sobre cuántos choferes han sido detenidos, a lo más que llega el Departamento de estadísticas de la Procuraduría es a consignar cuántas denuncias han sido presentadas en contra de taxistas.

NoticaribeNews requirió a la Procuraduría, decir cuántos taxistas han sido detenidos del 2010 a la fecha por su participación en la comisión de algún delito, a lo que la dependencia contestó: “el área de estadísticas no puede determinar en la base de datos mediante sus filtros de búsqueda tal información por lo tanto, no se puede indicar tal punto”.

Es decir, la Procuraduría no tiene registro de cuántos taxistas han sido detenidos por narcomenudeo, por “halconeo”, por complicidad en el robo a casa habitación, en el robo de cobre; por nada, para terminar rápido.

A lo más que llega, según respondió en la solicitud de información 00114413, es a un reporte estadísticos de las denuncias en contra de taxistas; y para mí gran sorpresa, ninguna es por delitos contra la salud; la gran mayoría son por lesiones y daños, lo que se explica por la alta incidencia en accidentes de tránsito

Del 2010 a mayo del 2013, la Procuraduría tenía registradas mil 557 denuncias en contra de taxistas, en Chetumal, Playa del Carmen, Cozumel y Cancún.

Es Cancún la que registra el mayor número, con 521; muy cerca está Chetumal, con 509; y Playa del Carmen, con 489. En Cozumel sólo se reportaron 38.

Del total, se abrieron 531 expedientes por daños; 426 por lesiones; 113 por ultrajes a la autoridad; 94 por robo; y en 196 no se especifica el delito.

Muy atrás están delitos como violencia familiar: 24; portación de armas prohibidas: 20; amenazas: 20; abuso sexual: 15; y trata de personas: 4.

Si los números no le checan, no se apure, es parte del estado de ficción en el que vivimos. (NoticaribeNews)