Hoy se prevé la aprobación de amañada "concesión" de 107 hectáreas

Además de tener inconsistencias jurídicas y limitaciones ambientales, los terrenos donde pretenden edificar el proyecto Ecopark, tienen candados legales impuestos por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, Fonatur.

De acuerdo con el convenio de donación establecido por la dependencia federal y el gobierno municipal el 22 de septiembre del 2007, se estableció que el área donada al Ayuntamiento Benito Juárez era única y exclusiva para edificar zonas recreativas de uso público, áreas de servicios públicos y verdes, plazas, plazoletas, campo deportivo y espacio para equipamiento cultural.

Además existe una cláusula donde no se puede vender o entregar bajo concepto de fideicomiso, debido a que tiene que ser la autoridad municipal la que desarrolle en esa zona que tiene una unidad de Gestión Ambiental 10, UGA 10.

Cabe señalar que en su momento, el gobierno de Gregorio Sánchez Martínez intentó la entrega de estos terrenos como parte de canonjías a empresarios que apoyaron su campaña política.

El documento también contiene el uso de suelo de la zona mismo que especifica dos puntos: conservación y cero densidad, por lo cual el construir cualquier tipo de edificación sería objeto del cambio de este concepto.

Y es precisamente lo que pretende el Fideicomiso de “empresarios” interesados en realizar el proyecto. Al ser 107 hectáreas el objetivo es darle “salida” a esa área ubicada sobre la avenida Bonampak.

La salida consiste en abrir todos los candados ambientalistas para crear un centro recreativo similar a Xel Ha, con la única diferencia que ahí el desarrollo turístico no tenía tantas restricciones ambientales.

De hecho, el Fideicomiso de Ecopark ha sido un plan con maña todo el tiempo. Desde el 2009 se creó el fideicomiso que avaló el propio Gregorio Sánchez Martínez en compañía de Carlos Constandse, promotor del proyecto.

En ese momento, el fideicomiso se conformó por tres partes: el Ayuntamiento, el patronato y el banco, y en este caso la institución bancaria era la que manejaría los recursos, y esto también debido a la inquietud que pudiera darse con respecto al manejo económico y para evitar que se hablara de privatización.

Asimismo, en aquel momento el contrato entregado a la autoridad municipal determinaba en su cláusula 32, que la rendición de cuentas y comprobación de manejo de recursos federales que se hayan otorgado a este fideicomiso es obligatoria, pero se restringe la información a cualquier otra solicitud. “...Queda establecido por las partes, que lo pactado en esta cláusula únicamente surtirá efecto cuando existan recursos de origen federal aportados por alguna dependencia o entidad que dependa directamente del poder ejecutivo federal, por lo tanto, cualquier información adicional, que en su caso le llegaran a requerir a la fiduciaria, autoridades federales o estatales, según sea el caso, requerirá obligatoriamente la autorización por escrito del comité técnico”, se plasma en el documento.

Este es un punto medular de todo lo que existe detrás de Ecopark. Desde un principio se manejó como un hecho particular y no como beneficio para cancunenses como se ha querido hacer creer en todo momento.

Más aún, se quiere involucrar a una entidad bancaria para financiar un proyecto, cuando se habla que ni siquiera se puede construir más que lo mínimo, en densidad urbana, dentro del área de 107 hectáreas.

Cabe señalar que el lote en el que se planea llevar a cabo el Ecopark colinda al Norte con el proyecto Malecón Cancún en mil 413 metros. Al Sur con un área natural protegida colindando en dos mil 367 metros. Al Oeste las Supermanzanas 8, 9, 10, y 10 A en una franja que comprende mil 413 metros. Finalmente, al Este la laguna Nichupté y el proyecto San Buenaventura, una extensión del Malecón Cancún, lo delimitan en 518 metros.

El uso de suelo de la zona es precisamente el de conservación ecológica, para que distintas especies silvestres, entre aves, mamíferos y reptiles, como la propia iguana, puedan tener un espacio que permita conservar su ecosistema, situado sobre marisma de zacate, es decir, terrenos bajos y hundidos, en el cual viven principalmente aves, y está poblado por manglares individuales y aislados.