Renuncia de Benedicto XVI es “un ejemplo de entereza y honestidad”: PP Elizondo

La noticia de la renuncia del papa Benedicto XVI se convirtió ayer no en la noticia del día, sino en la noticia de seis siglos, pues en casi 600 años no se había dado la separación de un papa de su encargo.

En todos los rincones del orbe, la opinión de los servidores de Dios se volvió importante para tratar de entender las razones que llevan a un papa a renunciar a uno de los cargos de mayor influencia en el planeta.

En Cancún, el obispo de la prelatura Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo, calificó el hecho como “un ejemplo de entereza, de honestidad y de humildad”, y es que ante los argumentos vertidos por Joseph Aloisius Ratzinger, mejor conocido como Benedicto XVI, no hay virtud terrenal ni divina que pueda oponerse, simplemente se reconoció cansado y sin la suficiente fuerza para seguir.

En ese sentido, monseñor Elizondo consideró que Benedicto XVI estaba mermado en su vigor físico y en su ánimo para ser la guía de un mundo con nuevos retos y problemáticas: “sobre todo en los últimos meses, son 85 años, y por otro lado también alude a los cambios sociales, culturales del mundo y a las problemáticas de la fe que son muy delicadas, que requieren todo el vigor y toda la fuerza para responder”.

El Obispo se dijo sabedor de que el oficio de servir a Dios es agotador: “todo mundo quiere que vaya a visitarlos y que hable, y dé sus puntos de vista en los problemas más delicados, más espinosos, más complicados del mundo moderno con relación a la vida, a la familia a los problemas de los sacerdotes”, detalló el religioso.

Al hablar de Benedicto XVI, sin duda la referencia inmediata es Juan Pablo II, que no obstante que su deteriorada salud fue más evidente que la del actual Papa, continuó hasta el último de sus alientos en el trono más alto de la Iglesia católica, de allí la conmoción de la renuncia de un personaje que con este acto parece acercarse más a lo divino que a lo terrenal. (NoticaribeNews)