¿Qué promovió el Gobernador de Quintana Roo en el Vaticano? La violenta inseguridad o las playas con sargazo?

Se le ve contento, sinceramente contento; realizado, como si hubiera alcanzado un logro producto de su personal esfuerzo; pleno, como pocas veces en su poco exitosa administración. 


Como si el estado que gobierna estuviera viviendo uno de sus mejores momentos, el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González decidió viajar al Vaticano, un país más pequeño que muchos de los terrenos que tienen los políticos quintanarroenses, de tan solo 44 hectáreas, pero conocido en el mundo entero porque allí se concentra la cúpula de la clase católica: el Papa… 

Carlos Joaquín se “inventó” un viaje de promoción, inédito, sin sentido y sin justificación al Vaticano, y además, se hizo acompañar de su familia, de la que seguro nos dirán por transparencia que su viaje no fue pagado con recursos públicos, o mejor, reservarán la información, como se ha hecho costumbre cuando se trata de temas “sensibles”. 

En un momento profundamente crítico para Quintana Roo, cuyos principales destinos turísticos están sumidos en una total carnicería provocada por la incontenible y violenta inseguridad; y con una problemática ambiental causada por el arribo de sargazo, Carlos Joaquín González se fue al Vaticano, quizás para olvidar…para olvidar su incapacidad de garantizar lo mínimo que un gobierno puede garantizar a sus habitantes: su integridad. 


Cada vez más parecido a Roberto Borge, con una prensa aceitada con recursos públicos, complaciente y acrítica gracias a los jugosos convenios, Carlos Joaquín, pareciera cumplir con la maldición de los gobiernos en Quintana Roo: cuando creías que no podía haber alguien peor que el que se fue, aquí lo tienes. 

Roberto Borge Angulo fue dos veces a ver al papa Francisco, una a Chiapas y otra más a la Ciudad de México; pero Carlos Joaquín González lo superó…se fue al Vaticano, con el pretexto de la promoción turística, y cargó con toda su familia, solo para saludar al Papa, sin duda un gran sueño para muchos católicos, sueño que cumplió el Gobernador de Quintana Roo, con cargo al erario, con nuestro dinero.